Su fama como rematador superaba los límites. En una ocasión, con motivo de un partido internacional amistoso entre Suecia y España en el año 1951, las calles de Estocolmo aparecieron empapeladas con la siguiente leyenda: «Vea usted la mejor cabeza de Europa, después de la de Winston Churchill». Era tal la fama que tenían los certeros cabezazos de Zarra que a los organizadores de aquel choque no se les ocurrió mejor reclamo. Acertaron de lleno.
Se cuenta otra anécdota muy bonita de la vida del jugador natural de Mungía, su pueblo, que fue, como es lógico, el lugar donde más se vivían las hazañas de Telmo Zarraonaindia y, a la par, donde más se mantuvo la calma. Así, su padre ni siquiera escuchó por la radio el España-Inglaterra del Mundial de Brasil, y cuando los amigos irrumpieron en la estación para anunciarle el triunfo y gol de su hijo, don Telmo sólo sonrió y dijo: «Ah! con que Telmo?», y siguió vendiendo billetes. Poco después, lesionado el delantero, pasaba unos días en su pueblo y un amigo de la infancia, chófer a la sazón, le preguntó por la causa de la escayola. «Pues jugando a la pelota…», dijo Telmo. El otro le cortó «Pero Telmo! A tu edad jugando a la pelota! Tienes ya que sentar la cabeza, hombre…»

Zarra | Pedro Telmo Zarraonaindía

Nació el 21 de enero de 1921 en Asua, Vizcaya, comenzó su carrera en el Pietoberetxe para luego pasar por el Asua.

En la temporada 1939-1940, el Erandio fichó gratis a un jovencito de 18 años, que algunos señalan, procedía de Mungia, aunque lo cierto es que llegó de un modesto equipo del barrio erandiotarra de Asua y que respondía al nombre de Pedro Telmo Zarraonaindia. Sus sensacionales actuaciones en el puesto de ariete llamaron pronto la atención de un Athletic Club, inmerso también en la recomposición de su diezmada plantilla y, tras unas rápidas negociaciones, Telmo Zarra llegó al club que le dio fama y prestigio.

Su debut con el Athlétic se produjo el 29 de septiembre de 1940, en Mestalla ante el Valencia, en la que fue la primera jornada del Campeonato de liga 1940/41.

En las filas del Athlétic se consagró como el mejor goleador español de su época, fue pichichi (máximo goleador) en seis ocasiones, en 1944-45, 1945-46, 1946-47, 1949-50, 1950-51 y 1952-53. Sus números en la liga española son memorables, llegó a su techo en la campaña 50/51, en la que se proclamó máximo goleador anotando la friolera de 38 goles en 30 partidos, una cifra que no ha podido ser superada ni por Hugo Sácnhez, ni Romario, ni Ronaldo. Así nos podemos hacer una idea de su capacidad como delantero y de lo que hoy en día podría valer el delantero vizcaíno.

En cualquier caso, la ficha máxima que llegó a cobrar Zarra en el Athletic de Bilbao fue 875.000 pesetas. Los primeros ingresos que tuvo fueron aún más modestos: 4.500 pesetas, más 500 de mensualidad. Zarra se ganó a pulso todo el dinero que ganó como futbolista, pero por encima de todo, el seis veces máximo goleador de la liga española fue un caballero dentro y fuera del terreno de juego.

Su debut con la Selección española se produjo el 11 de marzo de 1945 en Lisboa, en un Portugal 2-2 España.

Aunque nadie discute que Telmo Zarra es uno de los mayores goleadores de la historia del fútbol español y posiblemente el mejor goleador que ha portado la histórica camiseta rojiblanca del Athlétic, sin duda la carrera de Don Telmo ha quedado marcada por su gol ante los ingleses llevando la zamarra de la Selección española. Aquel gol que consiguió en el Mundial 50 de Brasil, en Maracaná, frente a Inglaterra, le coronó para siempre. Un tanto narrado de una forma sublime por el ya desaparecido Matías Prats padre y que le endosó «a la pérfida Albión», como definió a Inglaterra el entonces presidente de la Federación, Armando Muñoz Calerol. Fue un 2 de julio de 1950, la Selección española, estaba dirigida por Guillermo Eizaguirre y Benito Díaz, y se enfrentó a Inglaterra en el majestuoso e incomparable marco de Maracaná. El conjunto británico necesitaba imperiosamente la victoria para pasar a cuartos de final, puesto que había caido sorprendentemente ante los Estados Unidos. España, por su parte, tenía bastante con el empate, ya que había derrotado con anterioridad a Chile y Estados Unidos.

Zarra se cambió junto a Panizo. Ambos se habían hecho inseparables desde la llegada del primero al Athletic. Durante el partido, Panizo sufrió un fuerte golpe que le obligó a jugar el resto del choque con dos inyecciones de novocaína. Gainza también estaba lesionado. Tras el descanso, salió al campo con un fuerte vendaje en un muslo.

Las cosas no marchaban demasiado bien y los contratiempos se acumulaban para España, pero llegó el 1-0, el mítico gol de Zarra. Gabriel Alonso recibió el cuero del portero Ramallets y profundizó por la derecha. El lateral centró al área. Allí tocó Gainza con la cabeza para que Zarra, anticipándose a Williams y de bote pronto, metiera la espinilla.

El gol dio la victoria a España y Zarra supo mantenerse al márgen de la manipulación que el régimen franquista hizo de su gol. El vizcaíno, haciendo honor a su apellido -«viejo, bueno, grande»-, siguió dando tardes de gloria y marcando goles, que para eso había nacido. Lo demás no iba con él.

Jugó su último partido como internacional en Estocolmo, el 17 de junio de 1951 en un Suecia 0-0 España.

Durante su estancia en el Athlétic conquistó 1 Campeonato de liga en la campaña 42/43, en la que además conquistó la Copa del Generalísmo gracias a un gol suyo en la finalísma disputda en El Metropolitano ante el Real Madrid. Fueron en total 4 Copas del Generalísimo, tres de ellas de forma consecutiva, en 1942/43 ante el Madrid, 43/44 ante el valencia y en la 44/45 nuevamente ante el Valencia, en una final en la que anotó un gol y en la que sufrió su única expulsión como profesional, Zarra lloró de impotencia por no poder acabar el partido.

Tampoco podemos pasar por alto la final de Copa de la camapañ 1949/50, en la que Zarra se consagró como goleador anotando los cuatro goles con los que su equipo se impuso por 4 a 1 al Valladolid, en la final disputada en el estadio de Chamartín.

Formó parte integrante de la mítica delantera bautizada en su momento con el sobrenombre de «Los Mosqueteros», que estaba compuesta por: Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo, y Gaínza. Juntos dieron grandes tardes a los aficionados vascos y ensamblaron a la perfección aportando cada uno sus mejores cualidades. Además eran amigos tanto dentro como fuera del terreno de juego, eran como una familia que salía al campo a disfrutar.

Zarra fue un ejemplo para todos, su caballerosidad estaba fuera de toda duda. Muchos suelen poner como ejemplo de deportividad a los futbolistas ingleses, pero no podemos olvidar que Don Telmo Zarra ya llevaba muchos años dando clases sobre el terreno de juego. El bueno de Zarra entre los innumerables trofeos que posee, guarda dos de ellos con especial cariño: una insignia de oro y brillantes del Málaga y un botafumeiro de plata, regalo del Deportivo de La Coruña. El primero se le concedió porque en un partido el portero local, Arnau, resultó lesionado en un encontronazo con él, y pese a encontrarse sólo ante la portería echo el balón fuera para que fuera atendido. Lo mismo le sucedió en La Coruña, pero con el central Ponte. Recibió también la medalla al Mérito Deportivo y es que llegando aún más lejos la lesión que sufrió en la temporada 1951-1952 fue por no lesionar al portero del Atlético de Madrid, Montes…

Permaneció en el Athlétic por espacio de 15 temporadas, hasta 1955, cuando dijo adiós al fútbol profesional.

A la finalización de su carrera deportiva en el Athletic, Zarra se comprometió por el Indautxu y el Barakaldo, clubes en los que jugó de forma desinteresada, demostrando su grandeza como deportista y como ser humano.
Características

Telmo Zarra era un futbolista que llevaba dentro una mezcla explosiva: una fuerza descomunal y un olfato goleador a prueba de todo tipo de defensas. El gol y Zarra permanecieron casados durante más de una década. Destacaban especialmente por su remate de cabeza.
Estadísticas

Con la selección española jugó 20 partidos marcando 20 goles.

Anotó 256 goles en 276 partidos en primera división con el Athlétic.