El ayuno, un truco para adelantar el tiempo de las decisiones.

El primer Cónclave en sentido estricto surge en 1241 cuando Mateo Rosso Orsini encierra a los electores bajo llave (cum clave) en el palacio romano del Septizonium para apresurar la elección del nuevo Pontífice. La gran anécdota tuvo lugar en 1271 cuando los habitantes de Viterbo (Italia), cansados tras casi tres años de reflexiones, sondeos, deliberaciones y votaciones, decidieron encerrar a los diecisiete electores restringiéndoles la dieta a pan y agua y retirándoles las tejas del palacio, dejando así a los cardenales a la intemperie. Estos, para protegerse del frío construyeron pequeñas chozas de madera. Las crónicas de la época justifican este gesto afirmando que el cardenal Juan de Toledo había aconsejado abrir el techo para dejar entrar al Espíritu Santo. El resultado fue la rápida elección de Gregorio X (1271-1276).