Hay gente que habla metiendo la pata: a veces incluso comienzan pidiendo perdón por lo que van a decir. Más que despistados son imprudentes y deben corregirse.

Patrice Maurice Mac-Mahon, mariscal de Francia y presidente de la República, era hombre enérgico que no brillaba precisamente por su inteligencia. Un día, visitando un hospital, se paró frente a la cama de un soldado enfermo y preguntó qué tenía. Cuando respondieron que tenía fiebre tifoidea tropical, exclamó:

-Mala cosa, mala cosa. O se muere uno o se vuelve tonto. Lo sé porque la tuve cuando estaba en Argel.