Sole Giménez, de Presuntos Implicados, escribió a su hijo este bello poema, que luego pasó a ser una preciosa canción de amor (de madre). La canta, junto a Pancho Céspedes en el cd titulado: Versión Original. El amor nos lleva a darnos; ahí se encuentra la verdadera ternura, tan necesaria hoy.

Nadie Como Tú

Mi Fa#m Sol#m La Mi Fa# Do#m Fa#m Si7
(Churururu…)
Mi Sol#m Do#m Sol#m
Nadie como tú: no quiero equivocarme
Fa#m Do#m Fa#m Si7
Pero no ha habido nadie donde encontrar más luz.
Mi Sol#m Do #m Sol#m
Nadie como tú que crezca con la risa
Fa#m Do#m Fa#m Si7
Ni entienda la caricia como la entiendes tú
Fa#m Sol# Do#m La
Nadie como tú con quien amanecer
Mi Fa#m Si7 Mi
Y quiera mañanas más que ayer.
Mi Fa#m Sol#m La Mi Fa# Do#m Fa#m Si7
(Churururu…)

La Do#m
Nadie como tú
No quiero equivocarme
Pero no ha habido nadie.
Donde encontrar más luz.
Nadie como tú
Que crezca con la risa
Que entienda la caricia como la entiendes tú
Nadie como tú con quien amanecer
Y quiera mañanas más que ayer.
Vuela mi alma
Vuela hacia otros sueños
Y no encuentra nadie con tu despertar ni tu forma de amar
Nadie como tú…

Presuntos Implicados (Versión Original)

Canciones que diferencian cuerpo y persona en el amor

Los autores de las letras de canciones populares, que tantas veces pasan casi desapercibidos, pueden merecer a veces la consideración de buenos poetas. Naturalmente en esto hay de todo, también ripios, vulgaridades, tópicos, fanfarrias y mal gusto; pero muchos textos musicales de cualquier género están llenos de poesía, tienen contenidos que conmueven, mensajes que valen la pena y traducen una sensibilidad artística y una capacidad de comunicación notables en sus autores. En cualquier caso, esas letras traducen una realidad, responden a situaciones, sentimientos, valores o deseos de la gente que compone nuestra sociedad.

En este último tiempo se pueden oír muchas canciones – coplas, salsa, pop, boleros… – con una explícita carga erótica e incluso directamente sexual. Probablemente el término piel esté en exceso presente y sustituya demasiado a las razones del corazón y de los sentimientos en el amor. Es una moda, que está en la calle. Los afiliados y partidarios del movimiento no te contengas exhiben su fogosidad en plazas, autobuses, bibliotecas públicas y en todas partes a cualquier hora y en las más diversas circunstancias. Las superficiales manifestaciones de una débil concepción del amor van invadiendo los guiones de cine, novelas, músicas y usos sociales. De modo que no es raro que la epidermis, los jadeos, la transpiración y los espasmos sustituyan el lenguaje y los gestos que, elegantemente matizados por el pudor, hacen del amor un romántico ámbito bello, deseable, atractivo y del todo humano.

Muchas de esas letras musicales, párrafos narrativos, retazos de conversación vienen en este último tiempo diferenciando el cuerpo de la persona. Ahora quien desea es mi cuerpo, o tu cuerpo, no soy yo ni tú. Es mi cuerpo o tu cuerpo los que aman, por lo que te estremeces, lo que sueño, lo que llena mi cabeza y tus sentimientos…Tú y yo andamos por otra parte, quién sabe si en la oficina, oyendo el walkman, o comiendo un bocadillo. El amor es cuestión de los cuerpos, que ellos se entiendan, allá ellos y sus hormonas y sus ciclos. Yo a lo mío y tú a lo tuyo, que es lo que se lleva. De quererte, de amarme, nada…Para eso hace falta calor, vida, aliento, palpitaciones y ternura. Y todas estas cosas las están gastando nuestros cuerpos, tirados por allí. De entenderte, darme, hacer proyectos mutuos, sacrificarme por ti, de casarnos, tener hijos…De eso, ni te lo digo, ni me hables.

A ver si nos volvemos a encontrar con nosotros mismos, pues esto de separar cuerpos y ¿almas? es una moda mala. Aunque se perfume muy bien no deja de ser para cubrir el olor a muerte que lleva. Separar los cuerpos, desgajar las personas es matar Y, claro, la muerte no es plan. Ángel García Prieto.