Elie Wiesel cuenta esta historia en Celebración jasídica. Como se trata de una tradición oral no he creído necesario reproducir exactamente sus palabras, aunque sí he intentado reflejar fielmente su espíritu:

En una ocasión un hombre muy rico alardeó ante el rabino Dov-Ver de Mezeritch de la vida austera que llevaba. Tras escucharle durante un tiempo, el rabino le interrumpió.
-¿Qué comes?
-Apenas un poco de pan duro y algo de agua.
-Eso está muy mal -dijo con severidad el rabino-. Te ordeno que comas pasteles y bebas vino.
Su interlocutor, confundido, no podía dar crédito a lo que oía. Finalmente se atrevíó a preguntar:
-Pero, ¿por qué?
-Si tú, siendo rico, te conformas con tan poco, se endurecerá tu corazón y acabarás creyendo que los pobres se alimentan de piedras. En cambio, si sigues mi consejo recordarás que al menos debes darles pan.