Dios sale de su escondite en el Camino de Santiago

Cuando sale Dios y se deja ver es tremendo, maravilloso.

Voy a contar una experiencia del Camino a pie a Santiago de verano 2005, agosto.

Llegábamos cansados a aquel albergue. Nos dieron habitación y, después de recibir las camas procedimos a la higiene y al lavado de la ropa. Luego fuimos al almuerzo. Al volver al albergue nos encontramos con un hombre solo que se aproximó a mí en inglés:

– Can you speak English? My name is Jim Walker.

Le dije que sí y me contó que estaba muy mal del estómago y necesitaba ayuda.

– ¿Cuáles son los síntomas? – le pregunté.

– Dolor de cabeza, vómitos, diarrea, alta temperatura, flojedad en los músculos y dolor en las articulaciones. Estoy así ya tres días y no sé qué hacer. He pedido ayuda a un peregrino portugués que decía saber inglés. Me llevó a una farmacia y me consiguió Sal de Fruta: no me entendió.

José María, de nuestro grupo, le recomendó que tomara manzanilla y exprimiera un limón, lo mezclara con agua y azúcar y bebiera medio antes de tomar la cena y medio después de ésta.

Le llevé a un bar, tomó la manzanilla mientras me explicaba que era de EEUU y que era su cuarta vez haciendo el Camino, tenía 47 años y profesor de Bachillerato. Después de comprobar que se encontraba mejor nos aseguró que seguiría el consejo y nos lo agradeció.

Después de un rato salimos del albergue a comprar la cena y a asistir a Misa. Al volver John estaba en la puerta. Me dijo que quería hablar conmigo. Dejé al grupo y me dijo que estaba mucho mejor, que me quería dar las gracias y que quería contarme algo:

– Cuando venía esta mañana andaba destrozado. Cuando llegué a mi albergue estaba completo. Así que tuve que andar hacia el siguiente albergue. Estaba descompuesto. No sé cómo me encontré rezando avemarías siguiendo las cuentas de mi pulsera. Luchaba contra la idea de rezar ya que mi política ha sido siempre enfrentarme a cada problema y superarlo yo solo. Pero esta vez me fallaban las fuerzas.
Angustiado, le pedí a Dios ayuda. Y pasé del avemaría a unas frases que aprendí en una clase de yoga. Después al Padrenuestro, que silabeaba en inglés sin entenderlo. ¿Qué hago rezando esto que ni siquiera entiendo?… ¡Cómo me gustaría entenderlo! Dios, si estás ahí te pido que me consigas una cama en el siguiente albergue (no suelo ni colchón: dame una cama) y que me cures completamente del estómago.

– Y llegué a este albergue – continuó -. En la puerta colgaba el cartel de «Completo». Descorazonado busqué ayuda y me encontré con el portugués. En esto estaba, cuando un peregrino que tenía cama, salió con su mochila diciendo que se tenía que ir. El Hospitalero me llamó y me dijo que si quería una cama; que no quedaba sitio ni en el suelo ni en colchonetas, pero que quedaba una cama para mí.

Después de tomar la cama os encontré a vosotros; he seguido vuestro consejo y estoy perfectamente repuesto.

Y te quiero decir que… cuando te buscaba… (aquí empezó a llorar) Dios me hizo saber el significado del Padrenuestro: sin quererlo me trajo a la mente frases que había oído de pequeño: -Todos los cabellos de vuestra cabeza están contados; – Todo lo que pidiérais en mi nombre se os dará; y de pronto, vi la luz.

Maravillado de ver cómo aparece Dios en nuestras vidas le dije que conocía un libro que le podría ayudar tremendamente… Me dijo que me lo agradecía pero que ya tenía demasiado ese día y que estaba emocionado y tremendamente confundido.

A la mañana siguiente pregunté por John. Había salido a la del alba.

Nosotros zanganeamos un buen rato y salimos a medio gas. La caminata de veinte kmts. pasó pronto y aunque comenzó a llover llegamos antes de comer. Hicimos cola para entrar en el albergue pero al llegar a nosotros nos dijeron que ya no cabíamos. Por lo que tuvimos que ir al siguiente albergue, a veinticuatro kmts. Decidimos tomarlo positivamente, y, a pesar de la insistente lluvia fue esa la mejor caminata de todas. Cantamos, nos reímos, rezamos…

Llegamos tarde al siguiente albergue. Aún había una habitación de ocho libre. Nos la asignaron junto con unos peregrinos nórdicos.

Faltaba una cama por llenar. Con gran sorpresa vimos entrar en nuestra habitación a Jim.

Le ofrecí ir a cenar juntos. Le enseñé Camino en inglés (que llevo en la PDA). Lo ojeo durante quince minutos. Me miró a los ojos y me dijo: – En todos estos años nunca he sabido por qué hacía el Camino.
Hasta ahora: esto es lo que estaba buscando. ¿Quién es el autor? Le dije San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei. ¿Opus Dei? Hablan ahora muchos libros sobre el Opus Dei… Le dije que era la institución Católica que más esfuerzo editorial y de imagen había hecho para explicar lo que eran y lo que no eran…

Me pidió la editorial y mis señas.

Pasó el tiempo. Le escribí un e-mail y esta es su respuesta:

Hola Juan! It is great to hear from you. Did you ever get the message I sent to you in August? The one about St Josemaria.

My walk on the camino this past summer is with me everyday. It was a powerful journey that has touched my soul very deeply. I wear my prayer beads everday. They remind me of the 3 days our lives crossed. They remind me of how God touched me on that day.

However, there are times as I go through my day that I get the feeling I am living too little. I often get caught up in the trivial. It’s as if my soul is calling out, letting me know that the only way to be happy in this life is to recognize the presence of God in everyone and everything. It is time to recognize the littleness of a life led by the ego.

I sometimes struggle with Josemaria’s teachings. I’m not sure what it means to be Catholic. I’m uncomfortable with organized religion.

It’s interesting to me that my girlfriend has begun going back to church. While I was away over the summer a series of events led her to this decision.

Even though I am not going to church, the Catholic teachings of Josemaria are moving to me. I feel his teachings are asking me to be more accountable for my inner life. I feel his teachings are telling me it is time to grow up, it is time to devote more space to prayer, it is time to cultivate an awareness of God. I am glad you suggested I read the book.

Sometimes starting a new job can be rather stressful. How are things going at your new job? Do you like the work? My job is going very well. I am teaching computer technology to 6th and 7th grade students. It’s challenging work but I am enjoying it most of the
time.

I will sign off for now. It was great to hear from you. Let’s keep in touch. Peace… Jim