Si describimos a este niño que veíamos en la foto hasta que el «para siempre» de internet dejó de ofrecerla, encontramos que es bien proporcionado, ordenado, simpático, con una mirada profunda y limpísima.

Es un niño como cualquiera de los muchos que pululan por las escuelas de nuestro país. Hubo un maestro que utilizó su tiempo y energía en hacerle descubrir la belleza de la verdad. De él este niño descubrió qué era importante y qué era desechable, qué principal y qué secundario. De él descubrió cómo sacar rendimiento de su inteligencia y destilar la sabiduría de los libros y de la vida.

Sigue con la anecdota…

Ese niño se llama Joseph Razinger.

Queremos homenajear hoy al Maestro de Benedicto XVI y a todos los maestros. 👏👏👏👏👏👏

La foto recuperada: