Gracias a Dios…

A propósito del «si Dios quiere» de ayer recuerdo que, hace algún tiempo, en una entrevista que me hacían vi que la periodista tomaba notas aceleradamente mientras yo hablaba y temblé por el resultado. Pero mis temores respecto a su profesionalidad eran infundados pues al día siguiente comprobé que todo estaba muy bien, con una curiosa diferencia: donde yo había dicho «gracias a Dios» en el texto ponía «por fortuna». Tiempo después, leyendo al plasta pero a veces ingenioso Samuel Butler en Erewhon, descubrí una fórmula útil para futuras ocasiones: «Por suerte, la providencia estaba de mi lado…». O, también: «Providencialmente, la suerte me acompañó…».
Extraído de aquí

Continúa esta anécdota de Luis Daniel González con una honda  reflexión.

De cualquier manera hay que perder el miedo a retratarse como cristiano; que ya dice la escritura que «por que no eres ni frío ni caliente estoy para vomitarte de mi boca». El que dice «cristiano sí», «pero no mucho» no es cristiano, por que el cristianismo no es una religión fácil ni divertida. Quizá sea por eso por lo que cientos de programas «RELIGIOSOS» camuflados en películas, en series y en programas salsa rosa, huyen del cristianismo (riguroso en la moral sexual) para proponer el budismo, o el islam… Una gran apostasía…
Deberíamos decir: gracias a Dios, si Dios quiere, que Dios te bendiga, adiós, a la buena de Dios… que, aunque no son más que frases, sacan a la luz una concepción del mundo que está en cada cristiano. Es natural que las utilicemos frecuentemente. Y es natural que insistamos a los periodistas que nuestras palabras son esas y no otras; que no se inventen expresiones supuestamente reflejadas palabra por palabra.