El jefe tiene una responsabilidad social: debe cuidar de que sus colaboradores (subalternos, sujetos), tengan un mínimo de condiciones: que descansen lo suficiente, que se les considere, que hagan lo que deben, y no más (por no protestar…), que se curen.

Ofrecemos a continuación un ejemplo gráfico de qué les pasa a algunos «trabajadores» en Egipto, cuando no se les trata con la delicadeza imprescindible…

Un hospital para burros en Egipto

Pocos animales hay más sufridos en Egipto que los humildes burros, maltratados y despreciados, pero al menos cuentan con un hospital especializado en el que durante unas pocas semanas tienen derecho a trato de cinco estrellas.

Un asno herido o enfermo en el «Hospital Brooke» no sólo recibe un buen servicio veterinario, come, se baña y duerme en habitaciones especiales, sino que además tiene tiempo para hacer ejercicio y también amigos cuando sale a pasear en el patio grande del recinto.

Es decir, un burro en el «Brooke» es tratado de tal manera que muchos se niegan a abandonar la clínica cuando sus dueños van a recogerlos tras un periodo de cura que oscila entre una semana y un mes, explicó a Efe el director general del centro veterinario, Naser Hosni.

Y es que «casi todos los borricos sufren de malos tratos a manos de los carreteros, ellos mismos tratados con desprecio, mirados mal por la comunidad y perseguidos por la policía», agregó Hosni.

La mayoría de los burros ingresados en «Brooke» sufren de depresión y deshidratación, ya que sus dueños les hacen trabajar durante muchas horas a pleno sol sin darles agua, según el director del centro.

Además, presentan rasguños y moratones causados por los golpes que les dan los carreteros con palos para que se den prisa en su quehacer diario de trasladar montañas de verduras, frutas o basura.

Ante ese abuso de los animales trabajadores, desde que fuera fundado en 1934, «Brooke» nunca ha cerrado sus puertas a ningún borrico sufridor.

Mediante sus siete centros de atención veterinaria en otros tantos puntos del país, «Brooke» se dedica no sólo a aliviar gratuitamente los sufrimientos de los burros y los caballos (en menor medida), sino además a enseñar a sus propietarios cómo tratarlos.

El hospital, donde han sido tratados unos 263.000 burros desde su creación, cuenta con un equipo de 189 especialistas y 24 clínicas móviles que atienden a los animales las 24 horas del día en cualquier parte de Egipto.