Soy Ignacio Prieto de Palencia.  Sin querer ser pesado, te resumo los últimos años de mi vida, por si te son de provecho.

  • 15 de agosto de 1.987 me caso.
  • 1988 obtengo la diplomatura de Graduado Social. (Aunque parezca mentira con 8,75 de media en la carrera, compaginando los estudios con en trabajo)
  • 3 de octubre de 1994, nace mi hijo Ignacio, le llamamos Nacho. Un regalo del Cielo.
  • 23 de Enero de 2.005, viajamos a China a recoger a nuestra hija Patricia Yubai, otro regalo del Cielo. La recogemos con trece meses.
  • 13 de junio de 2.005 (nazco de nuevo), me ingresan en la UCI del Hospital Río Carrión de Palencia a consecuencia de una encefalitis postherpética. El herpe simple tipo A, que habitualmente convive con el hombre en la boca, por una de esas cosas rarísimas a través de un ganglio pasa al sistema nervioso y de ahí al cerebro. Los primeros 10 días no dan ninguna esperanza.
  • Pero todo no iba a ser malo, un 2% de los afectados pueden salir adelante sin secuelas graves. En mi caso, no conservo recuerdos de los úiltimos 20 años. No recorda el fallecimiento de mis padres, el nacimiento de mi hijo, y de Patricia, nada de nada. Tampoco recuerdo ningún viaje de mi vida. Tengo alterados el olfato el gusto y en cierta manera el tacto (no tengo cosquillas)
  • Lo bueno: he perdido 25 kilos de peso, que afortunadamente no he recuperado. Peso 64 kilos, un figurín. He dejado en el camino todos los miedos, temores, fóbias y manías. Hasta la forma de vestir, ahora con traje y corbata, en el trabajo (pedí el alta medica voluntaria a los cuatro meses) cuando me vieros alucinaban. 25 años con ellos y nunca me habían visto con corbata. Y lo más importante, por lo cual me siento dichoso, mi reencuentro con DIOS. Le había dado la espalda hace más de 25 años. Todos los días doy gracias al Señor por el reencuentro. Estoy realizando unos cursos de teología, en la Casa de la Iglesia de Palencia. Ora et labora. No todos entienden ni comparten lo que llaman «mi nueva situación», yo lo considero más que un cambio, un retomar el camino.

He tenido que aprender de nuevo muchas cosas, pero hay dos cosas que nunca he dejado de hacer:

1.       Nada más despertarme, rezar el «Bendita sea tu pureza y eternamente …..» (el hermano Jorge, clases de griego y latín)

2.       La oración a  San Josemaría.

Espero no ser pesado.

Un fuerte abrazo.

Na xiao yi (en chino) 

Ignacio (sigue)

Mi historia redactada…

Soy Ignacio de Palencia.

A mi esposa la está costando mucho salir adelante. Se recrea en el pasado. lo idealiza y eso la atormenta. El pasado día 15 de Agosto fue nuestro vigésimo aniversario de bodas, ya 20 años, pasó un día muy malo.  No hace más que repetirme que cómo yo no me acuerdo de nada, cómo ahora te han cambiado los gustos…. Por el contrario yo pienso que el Señor me ha dado una  segunda oportunidad, y que no todos la tienen.

Que no tengo casi recuerdos de los últimos años, que le vas hacer; que me han cambiado los gustos, ahora como de todo. Carezco de olfato y de gusto, disfruto de las texturas. Que antes era de esos tipos «duros» y ahora me emociono y lloro. Nunca me había visto llorar. Por lo visto no pude llorar ni cuando fallecieron mis padres. Y eso tampoco es bueno.

Hace poco rezando el Ángelus me emocioné y se me escaparon unas lágrimas. Como es natural me preguntó qué me ocurría. Y la comenté, que estando rezando el Ángelus, «comprendí» lo que tuvo que ser ese momento para la Santísima Virgen. Dios la anuncia que puede ser la Madre del Hijo de Dios, maravilloso. Pero Dios no hace trampas, y también la tuvo que poner al corriente de lo que le iba a suceder a Jesús, la Pasión y la Muerte. Y Ella acepta, «he aquí la esclava del Señor». 

La felicidad inmensa de ser la Madre elegida por Dios, y  dolor inimaginable del saber cómo será su fin. Pues me emocioné. Y me alegró de ser capaz a mis 45 años de seguir emocionandome como un niño.
Estoy seguro que Dios me ha concedido una segunda oportunidad y le estaré eternamente agradecido.

Además he sido premiado con dos joyas, Patricia y Nacho. A veces creo que soy más crío que ellos, y a ellos les encanta. Además como me he quedado en un peso pluma, puedo monear todo lo que quieren y almo más. Terminan antes ellos agotados que yo.

Cuando cojo a la pequeña y la digo que recorrí medio mundo para ir a su encuentro y que recorrería mundos enteros si fuera necesario, me abraza y me dice: hay papá que cosas más bonitas me dices. Un regalo del cielo. En cuanto a Nacho, un chicarrón del norte. Grandote, noble, bueno, cariñoso, estudioso y sobre todo juicioso. Y como «no» nos gusta hablar nada, hay días que terminamos agotados. 

Algún que otro días se viene a la oficina, para hacerme una visita, se pone en una mesa y los dos tan a gusto. Se nos pasan las horas volando. Lo está pasando mal con lo de su madre. No te quito más tiempo.