Metáforas de paciencia

Me imagino que el santo que más paciente ha sido fue Matusalén, si hablamos de tiempo de espera; de posibles agravios quizás fuera San José, que lo llevó todo discretamente, de cine… Pero el que más ha escrito sobre la paciencia fue San Cipriano, obispo de Sevilla, que escribió un notable tratado sobre el tema.

No hay animal impaciente que sobreviva en la selva por que, simplemente, no caza. La pieza lo nota lo huele antes de tiempo y huye despavorida… menudas son, con lo que se estiman su yugular…

Ofrecemos hoy tres metáforas de paciencia: la estalagmita, el bonsai, la rana en el cubo de crema…

La estalagmita, el bonsai y la rana en el cubo de crema: tres metáforas de paciencia

La paciencia son las estalactitas y estalagmitas de la vida: ellas se van formando muy poco a poco en la oscuridad, se integran gota a gota y de manera irregular, no geométrica, requieren de tiempo, y crecen por arriba y por abajo siendo al fin muy hermosas.

La paciencia es un bonsai: solo tiempo, fe, cuidados y mimos le hacen crecer. No se puede tirar el arbolito de las ramas, sacarlo de su maceta, para ver si está echando raíces. Necesita la humildad del humus para desarrollarse. Podemos explicar esta parábola con otra. Es, en efecto, como aquella rana que al saltar cayó en un cubo de crema, pero que chapoteando y chapoteando amaneció por la mañana sobre una masa de mantequilla que ella misma había batido. Allí estaba con su cara sonriente tragando las moscas que venían por docenas de todas partes.