La fe es un regalo de Dios que se obtiene (si Dios la da) y se puede perder…
dame fuerza para cambiar las cosas que puedo aceptar
fortaleza para aceptar aquellas que no puedo cambiar
y sabiduria para reconocer la diferencia

Esto es, distinguir entre el bien del mal. para escoger lo fundamental, lo principal y lo secundario. Hay que saber qué es lo principal y qué es lo secundario (para eso está la formación que se da en la familia y en la iglesia).
Aunque alguien con fe se da cuenta de que Dios, que es omnipotente, puede cambiar lo que quiera, y con su poder ilimitado puede hacer que les salga pelo a las ranas o que pase agua a través de los montes. Con Dios todo es posible: todo es posible para el que cree. (Marcos, 9, 23). Por eso, para los cristianos, la fe es un arma poderosísima: nunca nos rendimos. Dadme una palanca, decía Arquímedes, y moveré el mundo. Y esa palanca, en este caso podría ser la fe.

Ahora un cuento cortito que se titula no te olvides de lo principal…

No olvides lo principal
Cuenta la leyenda que una mujer pobre con un niño en los brazos, pasando delante de una caverna escuchó una voz misteriosa que allá adentro le decía: «Entra y toma todo lo que desees, pero no te olvides de lo principal. Y recuerda que después que salgas, la puerta se cerrará para siempre. Por lo tanto, aprovecha la oportunidad, pero no te olvides de lo principal.» La mujer entró en la caverna y encontró muchas riquezas. Fascinada por el oro y por las joyas, puso al niño en el suelo y empezó a juntar, ansiosamente, todo lo que podía en su delantal. La voz misteriosa habló nuevamente. «Te quedan sólo ocho minutos.» Agotados los ocho minutos, la mujer cargada de oro y piedras preciosas, corrió hacía afuera de la caverna y la puerta se cerró. Recordó, entonces, que el niño había quedado dentro y la puerta estaba cerrada para siempre. La riqueza duró poco y la desesperación, siempre. Lo mismo ocurre, a veces, con nosotros mismos. Tenemos muchos años para vivir en este mundo, y una voz siempre nos advierte: «No te olvides de lo principal.» Y lo principal son los valores espirituales, la familia, los amigos, la vida. Pero la ganancia, la riqueza, los placeres materiales, nos fascinan tanto que a veces lo principal se queda a un lado.