ANÁLISIS DE LA ESTULTICIA POR SANTO TOMÁS DE AQUINO

L. Jean Lauand
Universidade de São Paulo

Los tontos son legión. Esta verdad que viene confirmada por la autoridad de Dios (como si hiciera falta revelación de una tal perogrullada) es citada más de veinte veces por Tomás de Aquino, que la lee en Ecle 1, 15: «stultorum infinitus est numerus», sentencia de Salomón, dicha en un momento de vehemente desahogo y bajo los efectos del vino (2, 3). Los necios -dice, por su vez, el salmo (118, 12)- «me rodean como avispas».

Pero no sólo hay infinitos tontos, sino que los hay de distintas formas: unas más ligeras; otras, más graves; hay tonterías inocentes; otras que son grave pecado…

A lo largo de toda la obra del Aquinate, encontramos toda una tipología de tontos: asyneti, cataplex, credulus, fatuus, grossus, hebes, idiota, imbecillis, inanis, incrassatus, inexpertus, insensatus, insipiens, nescius, rusticus, stolidus, stultus, stupidus, tardus, turpis, vacuus y vecors.

En este artículo examinaremos brevemente -nada más que algunos apuntes- estos más de veinte tipos de tontos presentados por Tomás, algunas de las causas, efectos y los remedios -en la medida en que quepa remedio…- de la tontería.

Por lo pronto, Tomás hace la comparación con los animales.

Si en español «asno» se emplea para designar una persona ruda y de muy poco entendimiento y, en portugués, «burro» es ya la primera palabra para designar la poca inteligencia, Tomás, por veinte veces, compara el insipiente al jumento: porque los animales actúan movidos por la pasión (el perro nada más se irrita empieza a ladrar; el caballo, cuando tiene un deseo, relincha etc.).

Y el insipiente, que dimite de la razón (de su honor, que es la razón, como repite Tomás), se reduce a un asno o jumento:»APTAL esset praeditus lumine rationis, sicut homo in honore constitutus, noluit illo lumine regi, assimilatus est jumentis insipientibus, et ideo facit sicut jumenta…» (In Ps. 48, 10).

Se le compara al asno, porque el asno es asno, animal estulto:»Quia asinus est animal stultum, unde dicitur asinus, idest insensatus. Sic homo insensatus…» (Super Ev. Matt. cp 21 lc 1).»Comparatus est iumentis insipientibus, et similis factus est illis etc. et alibi Ps. 31, 9: nolite fieri sicut equus et mulus, in quibus non est intellectus» (Super Ev. Matt. cp 10 lc 2).

Y, como veremos, el tonto stolidus, es parangonado a la oveja.

El problema de la tontería se cifra siempre en el buen juicio sobre la realidad y sobre todo de los agibilia.

Si sensatus es el hombre razonable, con sentido común, en lo que se refiere a las acciones particulares; a los insensati o asyneti les falta el sentido para estas acciones (Tomás agudamente hace notar que no se puede decir de niños que sean insensatos, sino sólo de adultos).»Insensatus autem proprie dicitur qui sensu caret» (Super ad Gal. cp3 lc 1).»Unde secundum synesim dicuntur in graeco aliqui syneti, idest sensati, vel eusyneti, idest homines boni sensus, sicut e contrario qui carent hac virtute dicuntur asyneti, idest insensati (II-II, 51, 3, c).»Dicitur enim aliquis insensatus, si in aetate perfecta discretione careat, non autem in puerili aetate» (In Met. X, 6, 20).

Una primera característica de diversas formas de tontería es la parálisis. Ocurre por ejemplo en el stupidus (que, por veces, Tomás designa por cataplex -«cataplex, id est stupidus» Sent. Libri Ethic. II, l. 9, 11), que recibe este nombre precisamente de una como que parálisis que le sobreviene por stupor.

El estupor es distinto de la admiración: ésta es una actitud positiva que acaba por requerir la disquisición; aquélla, la impide:»Admirans refugit in praesenti dare iudicium de eo quod miratur, timens defectum, sed in futurum inquirit. Stupens autem timet et in praesenti iudicare, et in futuro inquirere. Unde admiratio est principium philosophandi, sed stupor est philosophicae considerationis impedimentum» (I-II, 41, 4 ad 5).

La parálisis es común a otros tipos de tontos: acomete también al torpe, de ahí que ya Isidoro de Sevilla recoja la curiosa etimología del pez torpedo, que entorpece los miembros de quien le toca (Etym. XII, 6, 45).

Tomás incluye el estulto entre los paralizados y citando a Isidoro, hace derivar el mismo nombre stultitia de stupor:»Nomen stultitiae a stupore videtur esse sumptum, unde Isidorus dicit, in libro Etymol., stultus est qui propter stuporem non movetur» (II-II, 46, 1 c).

Además de la parálisis, otro factor importante en la caracterización de la tontería está en la (falta de) sensibilidad: en ese mismo artículo, distinguiendo entre estulto y fatuo, dice que la estulticia comporta embotamiento del corazón y hace obtusa la inteligencia («stultitia importat hebetudinem cordis et obtusionem sensuum»).

La fatuidad es la total ausencia de juicio (el estulto tiene juicio pero lo tiene embotado…). De ahí que la estulticia sea contraria a la sensibilidad de quien sabe: sabio (sapiens) se dice por saber (/sabor): así como el gusto discierne los sabores el sabio discierne y saborea las cosas y sus causas: a lo obtuso se opone la sutileza y la perspicacia de quien sabe:»Fatuus caret sensu iudicandi; stultus autem habet, sed hebetatum; sapiens autem subtilem ac perspicacem») (II-II, 46, 1, c)

La metáfora del gusto, de la sensibilidad en el gusto como paradigma para quien sabe saborear la realidad encierra una de las principales tesis de Tomás sobre la tontería.

En el comienzo de la I-II, por ejemplo, discutiendo cuál es el fin último del hombre, considera la objeción de que la felicidad estaría en el dinero pues esa es la opinión común… Y contesta: «»Todo se sujeta al dinero» es lo que afirma la legión de estultos que saben sólo de bienes corporales, que el dinero puede comprar.

Pero el juicio sobre el bien humano no lo debemos tomar de los estultos sino de los sabios, lo mismo que en cosas de sabor preguntamos a quienes tienen paladar sensible» (I-II, 2, 1, ad 1).

Se trata siempre de una percepción de la realidad: lo que de hecho es amargo o dulce, parece amargo o dulce para quienes poseen una buena disposición de gusto, pero no para aquéllos que tienen el gusto deformado. Cada cual se deleita en lo que ama: a los que padecen de fiebre se les corrompe el gusto y no encuentran dulces cosas que en verdad lo son…