Qué se espera de un sacerdote

1. Que te acoja siempre con un «No pasa nada», adelante,,,!

2. Que no ladee la cabeza, que no ponga vocecilla de cura, que no se frote las manos; que enseñe las palmas de las manos, que hable a las personas que tiene delante;

3. Que hable de Cristo, que sea como Cristo.

4. Que siempre «esté bien de salud».

5. Que comunique; que no sea largo; que no diga «Y para terminar…» y luego se extienda…; que cuente historias cortas y que enseñen («parábolas minifalda!»).

6. Que coma poco y que cuide el aspecto.

7. Que tenga buen humor, como un niño… que sea amigo de todos: mayores, medianos y niños. Que no sea graciosete, ni amanerado. Que sea natural y no afectado.

8. Que siempre te lleve a Dios; que te recuerde que todo tiene sentido; que comparta sus certezas y rece en silencio por sus dudas.

9. Que te quiera por ser quien eres y no por lo que puedes hacer por él o por la iglesia. Que saque tu mejor yo.

10. Que me lo encuentre a menudo. Que esté en la calle. Que esté SIEMPRE disponible, aunque esté siempre atareado.

Rezamos todos por sacerdotes santos…

UNO DE ELLOS, QUE PROPONGO COMO EJEMPLO: EL PADRE PABLO DOMÍNGUEZ, DE GETAFE, MADRID. MURIÓ SALVANDO A SARI EN EL MONCAYO. MODELO DE SANTIDAD.

Otra entrada que no tiene desperdicio…

Ser sacerdote es una maravilla

Lista de las cosas a las que uno «renuncia» (o mejor, «con las que uno hace trueque») cuando se hace sacerdote:

  1. Nunca puedo correr la San Silvestre, porque es a la hora de Misa.
  2. No puedo pedir la baja laboral, aunque esté con tos, mucus, y las tripas como las cataratas del Niágara.
  3. No puedo acostarme tarde los sábados ni levantarme tarde los domingos.
  4. No puedo dejar la cama sin hacer.
  5. No puedo ir «siempre» en vaqueros o con zapatillas de deporte.
  6. Tengo que afeitarme todos los días.
  7. Tengo que pasar mal rato cuando me persiguen para lo que sea porque soy cura.
  8. Evidentemente, tengo que ir vestido de cura, y no puedo disfrazarme de laico.
  9. No puedo decir tacos cuando veo el fútbol, las noticias, o me hacen una pirula en la carretera.
  10. Cuando relleno formularios, tengo que poner «otro» o «artista» u «organización caritativa» en el apartado «Profesión», porque no dan la opción de «Sacerdote».
  11. Lo mismo me pasa con «casado», «soltero», «divorciado», «otro», porque soy «célibe».
  12. No puedo insultar a la persona que me atiende por teléfono en las reclamaciones del móvil o del ADSL.
  13. Cuando me gustaría decir algo contra mi obispo, tengo que recordar que le prometí «obediencia y respeto». El «respeto» suele costar más que la «obediencia».
  14. No puedo irme a la cama sin haber terminado el rezo del Rosario y del Oficio Divino.
  15. No puedo cometer faltas de ortografía.
  16. Tengo que saber estar en dos sitios a la vez (por lo menos).
  17. No puedo echarme a llorar en los entierros, aunque tenga el corazón roto.
  18. Tengo que aguantar que me cuenten chistes volterianos y no partir la cara al gracioso de turno.

Ahora no se me ocurren más cosas, ni quiero perder más tiempo pensando… Pero lo leo y me digo: ¡Soy el cura más feliz del mundo! Si es que me quejo por tonterías, teniendo, como tengo, a la Virgen y al Señor, lo tengo todo.