Dicen los musulmanes que el Creador dotó al demonio de innumerables manos, con tantos dedos como hombres a tentar. Se sabe que jamás se ha equivocado acercándose a alguien con un dedo distinto del que le corresponde. Con unos emplea unos medios muy groseros, y con otros, unos más sutiles; a unos con la vanidad, a otros con… Siempre emplea el dedo adecuado.