En una de las ocasiones que coincidieron Marylin
Monroe y Albert Einstein, la actriz se dirigió al físico y le propuso
jocosamente: «¡No opina, profesor, que deberíamos tener un hijo juntos;
así el niño tendría mi apariencia y su inteligencia!» A lo que que
Einstein respondió: «Lo que me preocupa, querida señorita, es que el
experimento ocurra al revés.»