Menchu, madre del club, contaba las mortificaciones del niño en casa a un preceptor del club: pues estamos rezando por D. Antonio (sacerdote enfermo) y me decía: hoy le he dejado las galletas a mis hermanos y no me he pegado con Tere por don Antonio. Lo curioso es que Menchu no hablaba de Jorge, el socio del club, sino de Santi de 1º de Primaria (6 años). – Así -dice Menchu- los niños no son un puñado de pelusa, sino consistentes.