ENTREGUÉ EL EXAMEN,  y me dediqué a aclarar dudas.

Mientras lo hacía observé que una alumna inocentemente ponía su móvil en silencio.

Qué responsable, pensé.

Pero no: qué incauto soy. Acababa de hacer una fotografía al examen y como consecuencia el resto de los alumnos de otras clases podría dar el cambiazo o copiarse a escote.

La realidad administra muchas mentiras a diario. La mentira supera a la ficción en nuestros días.

Esto es una batalla moral: hasta que nos pongamos de acuerdo en que existe el bien y el mal y de que la mentira es mala y reprobable, no nos podremos sobreponer. Es una crisis de valores mundial. Pero los chinos están dispuestos a dar la batalla de hecho, a lo legal. Les deseo suerte en su intento.

Las autoridades chinas anunciaron que instalarán unas 60.000 cámaras para vigilar las pruebas de ingreso a la universidad, a las que este año se presentan más de 10 millones de estudiantes.

Los exámenes tendrán lugar la próxima semana y son considerados un evento clave para los jóvenes, porque pueden cambiarles la vida.

Según Quentin Sommerville, corresponsal de BBC en Pekín, quienes tengan intenciones de copiarse tendrán que sortear un operativo de control especialmente preparado para evitar las trampas.

«Algunos estudiantes han empezado a usar métodos cada vez más sofisticados para copiarse», añade Sommerville.

Los trucos y dispositivos descubiertos recientemente incluyen pequeños receptores de radio, teléfonos celulares y hasta un mini-escáner.

Alta tecnología para hacer trampa… y para vigilar»

Este año habrá cámaras de video y detectores de metales dentro de las salas de examen y, afuera, furgones equipados para detectar y bloquear transmisiones de radio», apunta nuestro corresponsal.

Pero, además, la oficina estatal de protección de documentos confidenciales, departamentos de seguridad pública y policía armada se encargarán de evitar cualquier ayuda extra en el momento clave.Según Sommerville, entrar a la mejor universidad es un reto en cualquier lugar, pero en China la competencia es especialmente feroz.

Y a esto se suma la severidad con que son juzgados los tramposos y quienes los ayudan.

En abril de este año, ocho padres y profesores que fueron descubiertos ayudando a jóvenes en estos exámenes fueron enviados a prisión.

BBC Mundo.com