VIRUTAS DE MADERA PRECIOSA:
 
HE OBSERVADO que cuando los po­llos dejan de pelearse por la comida, a menudo descubren que hay suficiente para todos. ¿No le sucederá lo mismo a la especie humana? 
Confesar la fe en voz alta
Haydn fue un gran compositor y también un buen católico. Un día, le suplicó uno de sus discípulos más aventajados que escuchase su nueva composición, una misa. Todo iba bien, hasta llegar al Credo. El joven compositor daba al Credo un tono «piano», que algunas veces no era más que un murmullo apenas perceptible. Haydn se contuvo durante un rato, pero al fin llegó a gritar:
-¡Hombre, hombre! ¡Tocar así el Credo! ¿Es que no quieres confesar tu fe en voz alta?