VIRUTAS DE MADERA PRECIOSA:
La vida es una V. Vengo de Dios. Vivo en Dios. Vuelvo a Dios.



Los pantalones de Pertini 

En 1982 visitó Italia Ronald Reagan. 

Sandro Pertini era en aquel momento el Presidente de la República; el cargo de Primer Ministro lo ocupaba Spadolini. 
Circuló entonces por Italia un simpático chiste. 
Se contaba que el gobierno italiano tenía mucho interés en que Reagan quedara gratamente satisfecho en su visita, pues ello serviría para mejorar las relaciones bilaterales y, muy especialmente, la balanza comercial con Estados Unidos; por ello, Spadolini le insistía a Pertini en que se mostrara obsequioso y condescendiente con el presidente norteamericano durante su visita. 
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Llegó el día D, e instantes antes del aterrizaje del avión que traía al mandatario estadounidense, Pertini, ya en el aeropuerto, se hizo lustrar bien los zapatos, para lo que se recogió el bajo de los pantalones. 

Nadie advirtió que se había olvidado desdoblar los pantalones cuando se incorporó a la comitiva oficial. El caso es que Pertini se disponía a recibir a Reagan con los bajos del pantalón remangados, hasta que, ya con el presidente americano bajando por la escalerilla, Spadolini advirtió de qué guisa iba Pertini y comenzó a insistirle a media voz: «presidente: bájese los pantalones». 
Pertini hacía como que no oía, hasta que, visiblemente contrariado por la insistencia del primer ministro, se volvió a Spadolini y, acompañando su respuesta con el expresivo y característico gesto italiano de unir las yemas de los dedos y agitar las manos, exclamó en voz queda: «¡pero, ¿tanto les debemos?!»