Hace unos meses murió mi hija. Ayer mismo, sonó el teléfono y me pareció oir su voz diciéndome: -Hola, mamá, soy yo. Mañana iré a verte-. Luego colgó. Hoy llamaron a la puerta. Abrí y…¡era ella!
Su pelo era castaño y ondulado. Llevaba un vestido morado y unos zapatos blancos. Cuando se lo conté a la gente nadie me creía.
Nadie veía a mi querida hija. Aunque se pusiera delante de ellos. Lo mas raro es que a veces no se reflejaba en los espejos. Yo sabía que estaba muerta, pero entonces, ¿por qué yo la veía y los demás no?

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