Este mediodía llego al pueblo. Empiezan las vacaciones.

Aparco el coche y se acerca un señor a pedirme dinero, hago ademán de darle “suelto”, finalmente le doy 5€, me lo pienso mejor, me bajo del coche y entablo una conversación que me marcará para el resto de mi vida. 

Media hora después el hombre me ha contado su vida, llora desconsoladamente. Español, 65 años, separado, 4 hijos y 5 nietos de los que no sabe nada desde hace diez años.

Una hora después, el que llora soy yo mientras contemplo los cartones donde lleva durmiendo el último mes, en un refugio, apenas a 100 metros de la casa de mis padres…

Lo trágico es que anoche se intentó quitar la vida… “He perdido la fe en el género humano”.

¡Se acabó! Le grito. Súbete a mi coche que te llevo a la estación de trenes y ese amigo de Madrid de la infancia, que sabes donde vive, no te dejará de la mano.

Le doy emocionado el billete. Me acaba de llamar, ya está en Madrid con su amigo. Hoy dormirá en un colchón.

Gracias Señor por la lección de hoy.

M.M.