El móvil, como tantas cosas en la vida es tan bueno o tan malo como lo pueda ser un árbol o un ceda al paso. Sirven para algo; el abuso hace malas las acciones a las que lleva: cotilleos, sexting, visualización de páginas que uno no vería con su familia…

De ahí a necesidad de acotar terrenos a los niños o adolescentes: de que aprendan qué es el uso y qué el abuso. 

El «mal genio y las amenazas» no llevan a un mejor uso del móvil. Sólo la formación y la ayuda, junto con un «enseñar la estaca»: dar con martillo forrado de terciopelo.

Con la violencia sólo se recogen problemas.

Continúa con la siguiente historia…

Aquel agricultor tenía un grave problema: la cosecha de sandías se presentaba espléndida, pero los chicos del pueblo parecían decididos a terminar con ella. Todas las noches entraban en el huerto y daba buena cuenta de las más gordas y sabrosas. 

Para resolver el asunto, se le ocurrió poner un letrero en un lugar destacado de la plantación:

Se advierte a los ladrones que en una de las sandías he inyectado veneno.

Aquella noche los chicos no comieron nada, pero, de regreso a casa, redactaron otro cartel. 

Al día siguiente el agricultor notó que no faltaba ninguna sandía, pero junto a su letrero había otro:

Atención. Ahora hay dos sandías envenenadas.