Discutían un día la zorra y el cocodrilo sobre la nobleza de sus antepasados.

Por largo rato habló el cocodrilo acerca de la alcurnia de sus ancestros, y terminó por decir que sus padres habían llegado a ser los guardianes del gimnasio.

-No es necesario que me lo digas -replicó la zorra-; las cualidades de tu piel demuestran  muy bien que desde hace muchos años te dedicas a los ejercicios de gimnasia.

Recuerda siempre que lo que bien se ve, no se puede ocultar con la mentira.