Un aliento a
«progresar en el búsqueda de un diálogo sincero y fructífero a nivel ecuménico,
interreligioso e intercultural, por el bien de las poblaciones de las Iglesias»
locales fue dirigido por el cardenal Jean-Louis Tauran a los participantes de
la undécima asamblea plenaria de la Asociación de las Conferencias episcopales
de la región de África central (Acerac), abierta el sábado 8 de julio en
Yaoundé.

El presidente del
Pontificio consejo para el diálogo interreligioso envió un mensaje a los
prelados de Chad, Camerún, República Centroafricana, Guinea Ecuatorial, Gabón y
República del Congo subrayando cómo el tema del diálogo elegido por los
trabajos «se tome seriamente en consideración. África, de hecho, no está exenta
de problemas provocados a nivel global por el crecimiento de los extremismos
violentos». Como — explica citando la
realidad local — «la secta Boko Haram, que continúa cobrándose víctimas sobre
todo en Chad y el Camerún septentrional, donde vive una población en su gran
mayoría musulmana, pero que no está a salvo de los ataques». Además, prosigue
el purpurado, «la inestabilidad política influye también a nivel económico en
la vida de las comunidades. En Gabón y en la República del Congo es urgente
mejorar las relaciones entre los miembros de la Iglesia católica y las otras
confesiones cristianas. De la misma forma, en todos estos países es necesario
un diálogo con los seguidores de la religión tradicional africana».

En particular,
hace notar el presidente del Pontificio consejo, «en la situación difícil y
compleja» de países de África central, corresponde a los «cristianos la
responsabilidad de mantener viva la esperanza de sus conciudadanos, ayudándoles
en la búsqueda de razones de vida auténticas y creíbles, para poder afrontar el
futuro con confianza». Además los mismos cristianos tienen el «deber de
recordar los valores fundamentales unidos a la dignidad de cada persona humana
y de anunciar incansablemente la voluntad de Dios, para que todos los hombres
constituyan una única familia, reconociéndose unos a otros como hermanos».