La necesidad de un mecánico para el alma

Estamos tan metidos en nuestros problemas que no somos capaces de verlos, de arreglarlos. Esos problemas van causando destrozos internos, que llevan al deterioro síquico. Es entonces cuando más necesitamos de un experto, alguien con buen criterio que sea en palabras de Juan Pablo II un experto en humanidad. La labor del mecánico del alma se ha llamado siempre «dirección espiritual». Sólo con la ayuda de un experto podremos sacar adelante el motor que nos impulsa por dentro.

Mecánico del alma

Una vez iba un hombre en su Peugeot 505 (que para el que no lo sepa es un auto) por una larga y muy solitaria carretera cuando de pronto su auto comenzó a dar estertores hasta quedar estático. El hombre bajó, lo revisó, trató de averiguar el problema.

Pensaba que pronto podría encontrar el desperfecto que tenía su coche pues hacía muchos años que lo conducía; sin embargo, después de mucho rato se dio cuenta de que no encontraba el problema, aunque entendía que era fallo del motor.

En ese momento apareció otro automóvil, del cual bajó un señor a ofrecerle ayuda.

El dueño del primer auto dijo:

-Mira este es mi auto de toda la vida, lo conozco como la palma de mi mano. No creo que usted, sin ser el dueño, puedas o sepas hacer algo.

El otro hombre que le dejase probar, insistió amablemente hasta que finalmente el primer hombre dijo:

-Está bien, haz el intento, pero no creo que puedas, pues siempre he intentado arreglármelas sólo con este coche y lo conozco mejor que tú.

El segundo hombre echó manos a la obra y en pocos minutos encontró el daño que tenía el motor y lo pudo arrancar.

El primer hombre se sorprendió y preguntó:

-¿Cómo pudiste arreglar el motor sin conocer este auto?

El segundo hombre contestó:

-Verás, cuando era joven aprendí a ensamblar este coche en la fabrica Peugeot. Después de muchos años allí puse mi taller y me especialicé en esta marca: he estado arreglando coches toda mi vida.

Cuántas veces decimos: Esta es MI vida; Este es MI destino, esta es MI casa… Dejadme solo a mí, sólo yo puedo resolver el problema!. Al enfrentarnos a los problemas y a los días difíciles creemos que nadie nos podrá ayudar pues «esta es MI vida».