De cómo el profe de Lengua influyó en
Cabrera Infante, Premio Cervantes 1997

Un profesor de Literatura se las arregló para despertar en un adolescente la pasión por la lectura: he aquí el truco, contado por el escritor
Cabrera Infante en entrevista a la BBC.

Cabrera Infante: «Era fanático de los perros»


Guillermo Cabrera Infante.       Foto: Néstor Almendros.

Como parte de nuestra serie «Momentos definitorios», en la que se
exploran los hechos que cambiaron la vida de personalidades influyentes
de diversos ámbitos, nuestro colega Manuel Toledo, de la BBC, conversó
con el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante.

Cabrera Infante nació en Gibara, Cuba, el 22 de abril de 1929, y se
trasladó con su familia a La Habana en 1941. Desde 1965 vive en el
exilio.

El autor de «Tres tristes tigres», «La Habana para un infante
difunto», «Vista del amanecer en el Trópico», «Delito por bailar el
chachacha», y otras obras, recibió el Premio Cervantes en 1997.


Guillermo, Ud. podría pensar en algún momento que considere que ha
sido definitorio en su vida, que lo ha marcado como escritor, como ser
humano.

Sí. Esto ocurrió en el bachillerato, pero lo que yo tengo que decir,
antes de hablar del bachillerato y de un profesor extraordinario que me
tocó tener, es que estudié en Cuba, desde el kindergarten hasta la
escuela de periodismo -pasando por el bachillerato- absolutamente
gratis. Es decir, en escuelas públicas.

Eso para mí es importante porque yo les debo, no solamente a
los maestros de primera enseñanza, sino a los maestros de bachillerato
y de la escuela de periodismo, un reconocimiento que en realidad nunca
les he dado.


Nunca he mencionado como ellos influyeron en mí, más que nada.

Nunca he mencionado como ellos influyeron en mí, más que nada.

Pero hay un momento en mi vida, en el cual yo era un estudiante
bastante bueno, pero a mí nada más que me interesaba el béisbol y ver
pasar a las muchachas por el instituto, porque eran clases de hembras y
varones, y un día un profesor que cuando hablaba se volvía un histrión
empezó a contar un cuento, que de pronto resolvió con la visita de un
viajero que muchos años antes había dejado su isla y al regresar no era
reconocido más que por su perro.

Entonces, como yo era un gran fanático de los perros…yo
siempre tuve perros, desde niño e incluso ya de mayor…pues, me
interesó la historia. Y este perro, después de reconocer al viajero,
moría.

Claude Lorrain, Partida de Ulises, Museo El Louvre, París.

A mí lo que interesó verdaderamente fue la anécdota del perro tan leal y tanto reconocimiento que le hacía a su dueño.

Ya Ud. sabrá que estoy hablando de Ulises y de su regreso a Ítaca, y de «La Odisea», pero yo no lo sabía.

A mí lo que interesó verdaderamente fue la anécdota del perro tan leal y tanto reconocimiento que le hacía a su dueño.

Pero eso picó mi curiosidad por saber exactamente qué ocurría
antes y después de la muerte del perro, y después del regreso de Ulises
a Ítaca, y fui a la biblioteca del instituto, que era magnifica, y me
leí «La Odisea».

Me pareció un libro extraordinariamente atractivo y después leí
«La Ilíada», que en realidad me rechazó un poco, por lo sangrienta que
es y la cantidad enorme de batallas y de nombres, pero me quedé
prendido a «La Odisea», realmente.

Y ahí fue cuando yo empecé a interesarme en los libros y, por supuesto, en la cultura que ofrecen los libros.

Para ver la entrevista entera, pulsar en el buscador: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_3108000/3108327.stm