Muchos pocos forman un gran mucho
Una vez se encontraba un rey con un súbdito y éste necesitaba comer y fue a presentarle sus problemas al sabio monarca y le dijo: «Te daré arroz si me ganas en una partida al ajedrez: por cada movimiento que hagas, el grano de arroz se irá multiplicando por dos empezando por uno.» Dijo el soberano con confianza a la victoria.
Continúa…

El campesino aceptó la apuesta y comenzó la partida: A la XX jugada el rey acabó con todas sus reservas (480.288 granos de arroz). Así el rey aprendió a no hacerse el chulito y no juzgar por las apariencias, ya que el campesino tenía cara de pringaillo, pero al final… menuda «paliza» que le metió.

Pablito R., 12 años