Cuando algún alumno o pupilo mastica chicle y le sugieren que pare, éste invariablemente se siente contrariado. Frecuentemente pregunta – ¿Por qué? La primera explicación que sale es «porque lo mando yo». Como esa no convence (y menos si se usa infinidad de veces) uno acaba espetando – «porque las reglas no lo permiten…» pero tampoco convence. He aquí un ejemplo para responder al alumno arisco… que convence (o por lo menos, que le calla la boca)…

Un político turco es detenido por masticar chicle inoportunamente
Un político local turco fue detenido de manera provisional en el norte de Turquía por haber masticado un chicle mientras depositaba unas flores sobre un monumento a la memoria de Mustafá Kemal Ataturk, según la agencia local Anatolia.
El comandante de la guarnición de Fatsa, pequeña localidad junto al Mar Negro, demandó a Veysel Dalci, responsable local del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco, en el poder), porque masticaba chicle durante la celebración de una fiesta nacional el pasado domingo.
El tribunal local decidió procesar a Dalci por ultraje a la persondalidad de Ataturk y fue encarcelado. Ahora se arriesga a una pena que podría llegar a tres años de prisión por este delito, en términos de una ley votada en 1951 para proteger la imagen del fundador de la república laica turca, adorado por decenas de millones de turcos.
Las personas consideradas culpables de ultraje a Ataturk, el padre de los turcos, son en general multadas o purgan penas de corta duración. En su mayoría se trata de islamistas.