Más que fijarse en la actitud infame de Haber (que aparece a continuación) podríamos pensar en la reacción de aquellos otros dos científicos. Unos señores, cuyo honor era más importante que recibir el premio Nóbel.

Fritz, el guerrero solitario

Durante la Primera Guerra Mundial, el químico alemán Fritz Haber propuso al Estado Mayor utilizar gas cloro contra el enemigo. Los militares le ofrecieron una compañía de infantería y 5.000 botellas metálicas rellenas de gas. La estrategia de Haber se saldó con 15.000 víctimas en el campo de los aliados y el suicidio de su esposa, que se opuso a la acción. En 1918 Haber recibió el Premio Nobel de Química por la síntesis del amoníaco. Dos científicos franceses premiados aquel mismo año se negaron a recibir la medalla al mismo tiempo que Haber.