No es lo mismo (hay una tenue línea divisoria) pescar junto al mar, que hacer el tonto con una caña junto al mar. Reconocer la verdad (que, sorpresa, sorpresa, SÍ EXISTE) con sus consecuencias es complicado. Y esto ocurre desde la más tierna infancia.

Continúa para obtener la anécdota.

¡Preparados para la generación que viene!
Salía una mañana del colegio en la hora del recreo de los pequeños -2 a 5 años- y veo a un grupo de ellos trajinando con unos recipientes de agua, debajo de un olivo.
-¿Qué hacéis?, le pregunto a uno con cara de pillo.
-Estamos… ¡ahogando hormigas!
-¡No, no! -le interrumpe otro «angelito»-: ¡Estamos enseñándoles a nadar!
(No me atrevo a hacer ningún comentario).
Antonio Fernandez Madero
Alicante