El tesoro del tiempo

El director de cierta empresa preguntó al aspirante a un empleo:

• En su última colocación ¿cuántos años trabajó?.
• Cincuenta años, señor.
• Pues, ¿qué edad tiene usted?.
• Cuarenta y seis años.
• ¿Entonces, cómo se explica que teniendo usted cuarenta y seis años haya podido trabajar cincuenta?.
• En horas extraordinarias, señor.

Un breve comentario saca punta a esta anécdota…

Desde que el Eterno se encarnó en nuestro tiempo, el tiempo humano adquirió valor de eternidad…
Por eso perder el tiempo que Dios nos da, es perder eternidad. Aprovechar el tiempo que pasa es invertir en lo que no pasa, en lo que es para siempre.

Agustín Filgueiras