La patrona de mi pueblo es la Virgen de la Caridad (Celebra su día grande el Viernes de Dolores, día que se inician en Cartagena las procesiones de Semana Santa). Su historia es también la de una bonita empresa: la del Santo y Real Hospital de Caridad de Cartagena.  Su fundador fue en simple soldado de Galeras, Francisco García Roldán, que ayudado por sus amigos, especialmente el también soldado Antonio Rosique, Irsino y otros paisanos, decidió solucionar los problemas del pueblo con responsabilidad y audacia sin par. Se cuenta que Roldán  «Ni aun dejaba de llevar a hombros los enfermos al hospital recién fundado y andaba como un carretón por la ciudad para conducirlos a la Casa-Hospital. Y cuando en él no estaba ocupado, salía por las calles a pedir limosna con la capacha, a fin de costear su manutención y curación». «A los afanes de estos soldados y paisanos se debe el pensamiento de construir un Hospital, para cuya obra sin perdonar fatiga ni diligencia buscaban de continuo limosnas». Era el año de 1710.

Continúa con la historia de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cartagena

A la muerte de los fundadores tomaron por su cuenta esta caritativa obra las más ilustres personalidades eclesiásticas y seglares de la ciudad. Y no pensaron sólo en continuar, sino hacer más sólida la empresa según el ánimo de Roldán, de Rosique y los suyos, ya que el 4 de mayo de 1720 pasaron los enfermos desde la casa de enfrente al nuevo Hospital. Se trajo entonces la Cruz que contiene de pintura al Señor Crucificado y su Santísima Madre, colocándola en el portal del nuevo edificio con la inscripción: «Esta casa durará mientras no haya en ella vanidad» Poco después de fundar el Santo Real Hospital, el artillero de la Almiranta «San Josef», don Francisco Irsino, hermano cofrade de la Junta de Caridad que inicia Roldán para la empresa, y que había regalado ya a la santa casa, cuatro frontales, «envió graciosamente desde Nápoles, la devotísima imagen que hoy se venera en el Altar Mayor de la Iglesia del Hospital (hoy Basílica). Y desembarco el sábado 17 de abril de 1723, y llevada en este día al Hospital, estuvo en la Capilla contigua a la Sala de los enfermos hasta marzo de 1729, que, bendecida una Quadra para Hermita, se trasladó a ella». En la notable exposición dirigida al Sumo Pontífice Pío XI por el Dr. don Francisco Cavero Tormo, arcipreste de la ciudad de Cartagena y su partido, solicitando la Coronación Canónica de la Virgen, se puntualiza más el maravilloso suceso arriba insinuado: «Es tradición unánimemente recibida en esta Ciudad que cuando la imagen de la Santísima Virgen de La Caridad era traída de Nápoles, los marineros que tripulaban la nave se prendaron de la belleza de la imagen que llegaron a tramar el modo de esquivar la entrega de la misma y al efecto trataron de desviar la nave para que no arribara a este puerto. Pero al punto se desencadenó horrorosa tempestad que hizo a los marineros cambiar de propósito. Y tan pronto dirigieron la nave al puerto de esta ciudad, cesó la tempestad y volvió a renacer la calma». La imagen es una escultura de bulto completo de dos metros de alto. Fue la única imagen que no quemó el odio a la fe en los sucesos de 1936. (Sacado de Historia Gráfica de Cartagena del Diario La Opinión, Capitulo XII: Visitas, Inauguraciones, Actos y Conmemoraciones)