Íbamos a la nieve, en Valdesquí. Los chicos, de unos 12 años no sabían esquiar. Uno nunca había visto la nieve… Yo tampoco me acordaba; los veía ya en las pistas cayendo continuamente. De pronto vi una cara conocida: Don Rafael, sacerdote amigo, esquiando. Le pedí ayuda: ¿Puede enseñarles a esquiar? Encantado, me contestó. Ya de vuelta pensé que les sorprendería: – Sabéis? Ese profe de esquí tan simpático era Cura… Desconcierto. Luego, queja: pues lo podías haber dicho: yo me quería confesar… Y yo… Y yo… Todos. Pues la próxima vez, diremos lo primero lo importante; y lo segundo, el esquí. Juanfro