Penetró un perro en una carnicería, y notando que el carnicero estaba muy ocupado con sus clientes, cogió un trozo de carne y salió corriendo. Se volvió el carnicero, y viéndole huir, y sin poder hacer ya nada, exclamó: -¡Oye amigo! allí donde te encuentre, no dejaré de mirarte!

No esperes a que suceda un accidente para pensar en cómo evitarlo.

Fábulas