VIRUTAS DE MADERA PRECIOSA:
«Nadie puede ser esclavo de su identidad: cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar». (Elliot Gould)
 Las manos llenas
Una preciosa anécdota DE MÉRITOS que se refiere diferentes maneras, aunque la consoladora idea de fondo es siempre la misma. 
Una joven de veinte años se está muriendo después de una vida azarosa, inútil y estéril.
 En un momento alarga sus manos abiertas hacia el sacerdote que la atiende, diciendo con tristeza: 
• Voy a presentarme ante Dios con las manos vacías. 
El sacerdote saca un crucifijo del bolsillo, se lo pone entre sus manos tendidas y le dice:
 • Mira. Ahora ya las tienes llenas. 

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Cristo es nuestro tesoro, nuestra garantía. 
Si pretendemos presentarnos ante el Señor apoyándonos en nuestros méritos, sería para estar confusos, inquietos y preocupados. 
Jesús, los méritos de su vida y de su muerte, es nuestra esperanza. 
«Con razón tengo puesta en él (Jesucristo) la firme esperanza de que sanarás todas mis dolencias por medio de él, que está sentado a tu diestra y que intercede por nosotros; de otro modo desesperaría. Porque muchas y grandes son mis dolencias; si, son muchas y grandes, aunque más grande es tu medicina» (San Agustín: Confesiones, libro 10º, 69).
 Apoyados en Él, no hay nada que temer.