Resultados de la búsqueda para: Sigrid Undset





OLAV AUDUNSSÖN (2 TOMOS) (UNDSET, SIGRID)
Olav no había dormido y estaba escuchando el juicio que su hijo se había formado sobre su vida. Al mismo tiempo se presentaba a su espíritu una visión en medio del delirio de la fiebre. Este delirio, sin embargo, no era lo suficientemente violento para que no se diera cuenta de las cosas. En él Olav veía un campo lleno de cardos, de umbellas y de madroños. Las malas hierbas elevaban atrevidamente hacia el sol sus flores amarillas y rojas, y el buen grano crecía tan mal que apenas se daba uno cuenta de que había sido sembrado. Pero, en el campo, alguien avanzaba... Unas veces Olav creía ver a su ángel de la guarda, y otras reconocía a Eirik... Era un amigo que no preguntaba si el moribundo le había cuasado perjuicio, sino que sólo pensaba en levantar las pobres espigas que veía entre los cardos no hubiera debido ser así. La vida de Olav hubiera debido ser como un campo de cebada muy blanca, muy clara, esperando al segador. Pero allí, en el campo, había alguien que había encontrado un puñado de espigas y las pondría en la balanza.

LA ZARZA ARDIENTE (UNDSET, SIGRID)
La zarza ardiente es la historia de Paul Selmer, un hombre que se deja sorprender por las cosas que tiene a su alrededor, la bellza de su tierra, los acontecimientos inesperados, el dolor de la incomprensión o de la traición. Es un héroe de lo real que lucha contra la quimera nebulosa del sueño. Esta búsqueda de lo real, que no se detiene en la naturaleza, sino que la lleva a anhelar al autor de todo, acaba por conducirle a la Iglesia católica, donde hallará una nueva casa de libertad en la que mirar al dolor cara a cara y abrazarlo.

CRISTINA, HIJA DE LAVRANS (UNDSET, SIGRID)
Obra cumbre de la escritora noruega Sigrid Undset (1882-1949), Cristina, hija de Lavrans está considerada la mejor novela histórica del siglo XX. Narra la vida de Cristina, una joven inmersa en un mundo de pasiones y desesperanzas. Ambientada en la Noruega del siglo XIV, la obra recoge a través de un variado elenco de personajes un paisaje donde la fe aún convive con los restos de las costumbres paganas. Sigrid Undset recibió el Premio Nobel de Literatura en 1928.

SANTA CATALINA DE SIENA (UNDSET, SIGRID)
«De tiempo en tiempo se ha discutido (...) qué ha hecho el Cristianismo por la mujer. Qué sitio ha ocupado la mujer en el seno de la familia y en la sociedad dentro de los pueblos que profesaron la religión de Cristo. Cómo era considerada la mujer a la luz de la doctrina de la Iglesia. (...) Jesucristo ignoró el muro invisible cuando interpeló al alma humana, al hombre creado a su imagen, creado como hombre y mujer. Cada palabra que sale de su boca va dirigida a nuestra común naturaleza humana. (...) El santo más arraigado en la conciencia de los pueblos es María, la Madre de Cristo, la Reina de la misericordia (...). Pero también las mujeres que en su época confesaron a Cristo con su vida de santidad y de amor al prójimo, fueron consideradas como columnas de la sociedad y dirigentes y maestras de sus pueblos. (...) En una época llena de violencia y de sangre, una viuda nacida en un extremo de Europa, santa Brígida de Suecia, o una joven del pueblo, santa Catalina, hija de un tintorero de Siena, supieron dar buenos consejos a los poderosos de este mundo. Y el mundo las escuchaba con respeto aun cuando no seguía sus consejos. Llegaron a desempeñar un papel en la política mundial. Y reprendieron, aconsejaron y guiaron y, a veces, mandaron y dieron órdenes al vicario de Cristo en la tierra».

IDA ELISABETH (UNDSET, SIGRID)
La trabajadora e incansable Ida Elisabeth ha de afrontar la vida que ha elegido, a causa de un error del pasado y que le ha llevado a casarse con Frithjof, su novio de juventud: encantador, alegre, fanfarrón... pero incapaz de sacar adelante una familia; un personaje inmaduro al que le superan las responsabilidades. Una historia de personajes recios, de una grandiosa humanidad, marcados por pasiones con mayúsculas. Ambientada en la Noruega de los años 30, ilustra de un modo conmovedor cómo las malas decisiones pueden afectar el curso de una vida y cómo el sufrimiento padecido a causa de nuestros errores puede ser precisamente entendido desde el amor.

CRISTINA, HIJA DE LAVRANS/1: LA CORONA (UNDSET, SIGRID)

La verdadera fuerza reside en los ríos: ellos son los que, acumulando y volcando sobre sí la vida que encuentran a lo largo de su curso, al final llevan al mar. Así es esta novela de Sigrid Undset, premio Nobel de Literatura en 1928: pide al lector que navegue por ella como por un gran río. Desvalerá su fuerza poco a poco, su plácida potencia no desilusionará al viajero de corazón aventurero. La lectura, como toda gran obra maestra, reservará el gusto por saborear el mar abierto. Ambientada en el siglo XIV noruego, Cristina, hija de Lavrans representa una época en la que el exceso, el pecado, el dolor, el amor y toda la gama de sentimientos y acciones humanas pueden ser comprendidos, juzgados y corregidos desde una estima grande y positiva hacia la humanidad real. El rico y variado fresco de personajes por el que se mueve la existencia de Cristina sería, sin la presencia del cristianismo, sólo un teatro de violencia y de superchería. La historia misma de la protagonista, su descubrimiento al pasar del amor instintivo al ofrecimiento de alcance histórico general: que el cristianismo católico constituye la única alternativa verdadera a la ley de la violencia, sin censurar nada de la humanidad, de la cultura y de la situación social de la época, sino mostrando la existencia de un destino bueno para todo.

CRISTINA, HIJA DE LAVRANS/2: LA MUJER (UNDSET, SIGRID)

«Había aceptado como su destino, destino que debía soportar pacíficamente y sin flaquear, que todo descansara sobre ella. También se había esforzado en ser paciente y aceptar sin flaquezas las condiciones de su vida todas las veces que sentía que había un nuevo hijo en sus entrañas: siempre, siempre. A cada hijo que aumentaba su grupo, experimentaba que ella iba siendo más y más responsable del bienestar y de la seguridad de la familia. (...) Y, no obstante, se daba cuenta esta noche de que era la misma Cristina de Joerundgaard que jamás había podido soportar una palabra dulce e hiriente, porque todos los días de su vida habían estado protegidos por una ternura fuerte y dulce. Entre las manos de Erlend era aún la misma. (...) Ella misma lo había elegido. Lo había elegido en una embriaguez de amor y había mantenido su elección día tras día en los años difíciles de Joerundgaard. Amor insensato por Erlend, más fuerte que el amor por su padre, que no podía sufrir ni que el aire le rozara. (...) Frailes y sacerdotes le habían indicado el camino del arrepentimiento, de la penitencia y de la paz, pero había preferido la vida insegura antes que renunciar a su precioso pecado».

CRISTINA, HIJA DE LAVRANS/3: LA CRUZ (UNDSET, SIGRID)

«... Había un misterio que no comprendía, pero del que estaba segura. Dios no había dejado de envolverla con su amor, sin que se diera cuenta, y a través de su onstinación, a través de su espíritu terco e interesado, un poco de aquel amor había persistido en ella y actuado como el sol que fecunda la tierra. Había nacido una flor que la pasión carnal no pudo marchitar, ya fuera ardiente llama o tormenta de colérica furia. Cristina había sido la sierva del Señor, una sierva indómita, caprichosa, adorando sólo con los labios en sus oraciones, hipócrita en el fondo del corazón, perezosa, negligente, desobediente, falta de perseverancia en sus empresas. Pero Él la había conservado a su servicio... y ahora aparecía el pacto que había aceptado sin comprenderlo... bajo la sortija de oro una marca secreta indicaba que era la sierva del Señor, de un rey que venía a ella en las manos consagradas del sacerdote para darle la libertad y con ella la salvación».