Para García Márquez la crítica literaria es, además de injusta, "una actividad parasitaria", con excepción de la realizada por Ernesto Volkening, cuyos ensayos destacan "por su buena escritura y abundante sabia, por estar cargados de ideas, de gozosas asociaciones, y por su visión rica, profunda y convincente de las cosas, de las motivaciones de los seres humanos y de las criaturas literarias", según expresa Santiago Mutis Durán en el prólogo. Quien se acerque a esta obra encontrará las ideas que legó este valioso reseñista sobre la influencia de José Félix Fuenmayor en la obra de Gabo, el trópico desembrujado, La mala hora, Cien años de soledad y El otoño del patriarca.