Manuel Abelenda pertenece a la generación novecentista o de 1916, que en el movimiento renovador de la plástica de los años veinte opta por la tradición frente a la modernidad preconizada por la vanguardia, contribuyendo a formar un arte genuinamente gallego siguiendo una de las corrientes plásticas del momento: la del regionalismo artístico. A pesar de ser un gran dibujante y de haber hecho retratos, bodegones y temas costumbristas, se le encasilló como paisajista, género en el que alcanzó gran maestría en la representación del ambiente brumoso de Galicia. Partidario y propagandista de la pintura decorativa, dejó algunos ejemplos de la influencia que ejerció sobre su modo de hacer el Art-Decó, especialmente, en sus incursiones en el campo de la ilustración. El estudio y catalogación de su obra no sólo da una visión más completa y precisa de su producción y biografía, sino también del rico ambiente cultural coruñés de los años veinte.