Milán es una metrópolis acelerada donde la creatividad es un gran negocio. Gracias a un diseño innovador, una gastronomía creativa y una escena callejera que hace que la Semana de la Moda parezca superflua, Milán resulta trepidante y alegre. Aquí todo el mundo rezuma ideas y aspiraciones, y es contagioso. Los milaneses, como los neoyorquinos, son vanguardistas. Su principal divisa no es ni el euro ni sus increíbles artilugios de diseño, sino la inspiración. El fin de semana los milaneses salen de la ciudad en busca de la elegancia de las ciudades y los bellos jardines de los lagos italianos.