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PROFESIÓN DE FE EN JESUCRISTO (RAHNER, KARL)
En este libro, Karl Rahner se pregunta qué significa hoy profesarse cristiano. De manera breve, no solo despliega toda una cristolog­a y aborda la relación entre juda­smo y cristianismo, sino que se pregunta también por la salvación de todos en el de

LA PERSONA DE JESUCRISTO . REFLEJADA EN LOS CUATRO EVANGELIOS (SCHNACKENBURG, RUDOLF)
El autor quiere ofrecer con esta cuidadosa y sugerente investigación un impulso para repensar cuestiones fundamentales de la fe. Analiza las afirmaciones de los cuatro Evangelios sobre la persona de Jesucristo en sus diferencias y semejanzas, y pone de relieve que todos pretenden transmitir el testimonio de una misma fe. Una obra de orientación fundamental para estudios de teología, al servicio de la predicación, de la Iglesia y de la parroquia.

OBRAS MAESTRAS DE ESPIRITUALIDAD . PRÁCTICA DE AMAR A JESUCRISTO; EL AMOR A DIOS Y MEDIOS PARA ALCANZARLO; TRATO FAMILIAR CON DIOS; CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD DE DIOS (SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO)
San Alfonso María de Ligorio (1696-1787), obispo, fundador de la Congregación de Misioneros Redentoristas y doctor de la Iglesia (1871), fue proclamado por el Pío XII "patrono de confesores y moralistas". Creador de publicaciones y actividades apostólicas, su misión eclesial continúa vigente en centros académicos, así como en la pluma y la oración de moralistas eminentes com B. Häring y M. Vidal. En los cuatro tratados que forman este libro, San Alfonso enseña también caminos de perfección y de ascenso a la cima de la unión con Dios. "El núcleo central de la espiritualidad alfonsiana es Jesucristo, manifestación suprema del amor de Dios al hombre, que pide a su vez respuesta de amor en el mismo Cristo" (M. Vidal). Por eso, su espiritualidad se centra en la práctica del amor a Jesucristo. En este sentido, San Alfonso va de la mano de Santa Teresa de Jesús, "mi abogada" -dice él-. San Juan de la Cruz, San Francisco de Sales y muchos autores más fluyen de la pluma del santo Doctor, que los va enriqueciendo, sobre todo, con textos bíblicos.

CREO EN JESUCRISTO . DIOS, HOMBRE, SALVADOR (CANTALAMESA, RAINERO)
El P. Cantalamessa se propone en este libro “despertar” los dogmas de la Iglesia sobre Jesucristo, “verdadero Dios y verdadero hombre”, acercándose a ellos con la unción del Espíritu Santo y a la luz de las exigencias y las problemáticas teológicas actuales. El volumen se dirige a cuantos, en la vida personal, en el estudio, en la enseñanza de la cristología o de la religión, sienten la necesidad de ir más allá del dato histórico y cultural para profundizar las insondables riquezas espirituales encerradas en Cristo.

JESUCRISTO ES EL ROSTRO DE LA MISERICORDIA DEL PADRE (SANZ DE MIGUEL, EDUARDO)
El libro que presentamos nos habla del Dios –cuyo nombre es “misericordia”– que se reveló a Israel por medio de los profetas y se manifestó al mundo entero en la vida y en la predicación de Jesucristo, que es “el rostro de la misericordia del Padre”. Por tanto, aquí se ofrece una reflexión cristológica basada en la Sagrada Escritura, e iluminada también por la doctrina de los santos, especialmente por los del Carmelo.

CRISTOLOGÍA Y SOTERIOLOGÍA . INTRODUCCIÓN TEOLÓGICA AL MISTERIO DE JESUCRISTO (RICO PAVÉS, JOSÉ)
Planteado como una Introducción teológica al misterio de Jesucristo, el presente manual pretende responder a dos cuestiones: ¿quién es Jesús de Nazaret? y ¿por qué el Híjo de Dios se ha hecho hombre? No es posible separar el conocimiento de la persona de Cristo del de su obra redentora. Cristología y Soteriología aparecen como las dimensiones inseparables del único tratado teológico que se ocupa del misterio de Jesucristo. La estructura de este manual quiere responder a las indicaciones metodológicas del Concilio Vaticano II, con una primera parte positiva, en la que se presentan los datos de la Sagrada Escritura, de la Sagrada Tradición y del Magisterio sobre la persona y la obra de Jesucristo, y con una segunda parte sistemática, en la que se ordenan esos datos para responder a las cuestiones relacionadas con la identidad y misión de Jesús de Nazaret.

JESUCRISTO, SU PERSONA Y SU OBRA, EN LA CARTA LA LOS HEBREOS (FRANCO MARTÍNEZ, CÉSAR AUGUSTO)
Se ha dicho de la carta a los Hebreos que es uno de los escritos más revolucionarios del Nuevo Testamento. Su autor se atreve a presentar a Jesús, frente a toda apariencia en contra, como el Sumo Sacerdote definitivo de los bienes eternos. Inspirándose en el ambiente cultual judío de su época, pretende mostrar que Jesús de Nazaret, el Hijo preexistente de Dios, ha establecido un culto nuevo del que Él es, al mismo tiempo, el Sumo Sacerdote de la nueva alianza. Esta forma de predicar a Jesús -Hebreos es un escrito parenético, una 'palabra de exhortación' sobre Jesús- busca desvelar toda la riqueza escondida en su persona, que no aparece a primera vista. Para ello, el autor, que bebe en las fuentes de la primitiva tradición cristiana, 'traduce' los datos más significativos del misterio de Cristo en nuevas categorías teológicas; y muestra así que entre el Jesús del que hablan los evangelios y el Jesús Sumo Sacerdote que él predica no existe ruptura sino plena identidad. La habilidad y él arte con que este predicador se acerca a los misterios más dramáticos de la vida de Jesús -la agonía de Getsemaní, los padecimientos de su muerte, la participación en la vida y en el destino dé los hombres- hacen de su escrito una originalísima presentación de la persona y obra de Jesús, dirigida a provocar la adhesión a Él y a mantenerse firmes en la confesión de la fe verdadera.

JESUCRISTO . SOLEDAD Y COMPAÑÍA (GONZALEZ DE CARDEDAL, OLEGARIO)
En Jesucristo, Dios ha compartido la soledad del mundo y del hombre, a quien ha creado justamente para ser su compañero. De este modo, ha unido su destino al nuestro. En Jesucristo, Dios se ha atrevido además a compartir la soledad de los pobres y de los marginados, de las víctimas y de los traicionados, de los fracasados y de los defraudados. Soledad que primero hay que reconocer y aceptar para poderla sanar. Este Jesucristo, Hijo de Dios hecho carne, es además capaz de recibir la compañía de todos aquellos que se cruzan en su camino a lo largo de la historia. De ahí que innumerables personas hagan de él memoria a diario. En todos estos seguidores y amigos, Jesucristo suscita sin cesar «comunión» y forma «comunidades» dedicadas a luchar sin descanso por ahuyentar esa clase de soledad que es enemiga mortal del hombre.