La publicidad funciona de manera similar a un búmeran. Los anunciantes observan una tendencia en la sociedad y la utilizan como argumento de compra en pro de sus mercancías. La finalidad: alcanzar un target reducido en principio. De este modo, gracias al carácter amplificador, e interesado, del discurso publicitario, una idea minoritaria se torna mayoritaria. La publicidad, por tanto, parte de la sociedad en la que surge y a ella regresa. Pero tras este viaje de ida y vuelta, la sociedad ¿permnanece incólume? Obviamente no. Teniendo presentes los dos extremos entre los que se debate el mensaje publicitario: el inmovilismo ideológico y la incesante adaptación a los cambios de la sociedad, Publicidad y sociedad muestra y analiza las formas con las que la publicidad actúa sobre la sociedad —y viceversa— conformando un cuadro cubista de planos superpuestos, una galería de espejos que nos reflejan una idea cabal, aunque múltiple y deformada, de la sociedad en la estamos inmersos.