«(…) En cierto momento de la vida, uno descubre que está rodeado de extraños: compañeros de trabajo, clientes, acreedores, vecinos, cuñados. Los amigos de verdad están lejos, probablemente encerrados en círculos parecidos. Algunos empecinados insisten en cultivar amistades nuevas.

Los matrimonios maduros se visitan mutuamente y desarrollan pálidas parodias de la amistad verdadera: se cuentan una y otra vez episodios antiguos, vividos con los amigos viejos, que ya no están. Cuando uno es joven no cuenta historias a sus amigos: las vive con ellos.»

(Alejandro Dolina. Crónicas del Ángel Gris)