La organización social del pasado era menos sólida y coherente, lo que otorgaba un importante margen de acción a la libertad individual de los sujetos que se integraban en ella. Gracias a esa incoherencia social la microhistoria insiste en la necesidad de examinar la forma en que los hombres aprovechaban los intersticios y contradicciones existentes en los sistemas normativos con el fin de lograr la consecución de sus fines personales. A partir de las estrategias utilizadas se definen las categorías sociales que se articulaban en función de las transformaciones experimentadas por la sociedad de la que formaban parte.