¿Es la gastronomía el arte de hacer de la necesidad (de alimentarse) virtual? ¿O es simplemente "una metáfora ejemplar de hipocresía de la cultura"? Entre el instinto humano y la más sutil referencia culturalista, la gastronomía ocupa un amplio espacio de saberes y sabores, de reflexión intemporal y fugacidad histórica: la gastronomía, como la misma religión, es una cultura. Y la gastronomía, como la misma religión, tiene sus oficiantes, los cocineros, y sus teólogos; entre ellos el autor de esta obra, la cual es un sabio repaso de la historia, la sociología y la filosofía de fogones y manteles. Así como una descripción de las cocinas occidentales, con especial atención a la francesa y las españolas, y una pertinente reflexión sobre los "placeres elementales" que son el pan, el vino y el queso, comidas de peregrinos y pasajeros. Contra los gourmets es una obra concebida para despertar las más altas pasiones, un símbolo de la capacidad humana para hacer sublime lo vulgar, sólo paralela a la que tiene de hacer vulgar lo sublime. Es la obra que, sin duda, Carvalho hubiera aprobado.