Este libro está dedicado muy especialmente a todos aquellos que, por una u otra razón, se resisten a aceptar la realidad del agotamiento de los combustibles fósiles y la necesidad de un cambio de modelo: a los negacionistas, a los obstaculizadores, a los catastrofistas, a los nuclearistas, a los subvencionados, a los mal informados, a los fundamentalistas, a los ingenuos, a los incautos o a los reticentes a los cambios. A todos ellos nos dirigimos para mostrarles que sí hay soluciones, que ya no hay excusas para seguir hipotecando el bienestar de nuestros hijos y nietos y para animarlos a que, aunque solo sea por razones egoístas, la inteligencia y el espíritu práctico se impongan a la ceguera del no querer mirar más allá. Una postura que a corto plazo solo favorece a unos pocos, perjudicando a la mayoría, pero que a medio y a largo plazo es desastrosa para todos.