El Rinoceronte y el Megaterio: esta es la doble historia de dos animales fantásticos, dos grandes cuadrúpedos que llegaron a la Península Ibérica desde puntos muy alejados y en momentos muy distintos. Sus trayectorias están separadas por un par de océanos y casi cuatro siglos. Uno venía de la India, el otro de América. Uno viajó en los albores de la Revolución Científica, el otro cuando ésta tocaba a su fin. El Rinoceronte fue inmortalizado por un gran artista del Renacimiento, Durero; el Megaterio fue resucitado por un célebre naturalista de la era napoleónica, Georges Cuvier.