A todos nos produce un gran respeto el hablar en público. El mito de los nervios y el miedo escénico... Es natural sentirlos, es positivo ese punto de tensión. Tenemos que convertir la amenaza en oportunidad. Porque hablar en público es una habilidad que se adquiere. ¡Esto no es magia... esto es gimnasia! Las claves son la preparación, la práctica y la observación. Se trata de dominar el tema, definir un objetivo claro y concreto y pensar siempre en el auditorio. Y sobre todo, saber simplificar, porque el que simplifica amplifica. Comunicar bien en general y especialmente en público, es seguridad, independencia personal, libertad de pensamiento. Es autoestima. Todos podemos lograrlo, y adquirir así una competencia cada vez más valorada a nivel personal y profesional.