Meg Finn solo quería escapar de su padrastro. Cuando entró an casa de Lowrie Mc Call solo pretendía llevarse algo de dinero y huir. Pero las cosas no salen según lo previsto y , además de morir, Meg tendrá que rendir cuentas al mismísimo San Pedro. Su situación es muy delicada porque la única oportunidad que tiene de salvarse es volver a la tierra -esta vez como espíritu- y ayudar al hombre al que hizo daño, al cascarrabias y gruñon de Lowrie McCall.