No comparto los postres parte de un título que encierra una anécdota, pero es ante todo un prisma para comprender la figura de Niño de Elche, al artista y a la persona. Acercarse a Francisco Contreras (Elche, 1985) es descubrir ese tránsito que hay entre uno y otro, entre Paco y el Niño, un espacio de convivencia y de transmisión corporal, oral y escénica. De todo ello da cuenta esta obra que gira en torno a tres «convexaciones» con destacadas figuras de la cultura, en las que Niño de Elche dialoga sobre flamenco, cultura popular y arte sonoro. Ese órdago toma su dimensión real en los textos del propio autor, donde abre las puertas de su casa, sus ideas y su juego artístico; un juego sincero y colaboracionista que ha despertado el interés entusiasta de público y crítica.